HISTORIAS DE ANFITRIONES

Cómo hospeda Marie

Marie es anfitriona en París para ganar un dinero extra

¿Cuál fue tu motivación para comenzar a hospedar?

Cuando mi hija se fue a estudiar al extranjero, me di cuenta que estaba sola en un gran departamento con mucho gastos. Pensé en mudarme, pero mejor decidí ofrecer el cuarto de mi hija en Airbnb para probar suerte.

¿Tienes algún consejo para alguien que esté considerando ser anfitrión?

Tienes que disfrutar ser hospitalario, compartido y estar disponible para asegurarte de que los huéspedes se instalen bien y no necesiten nada. Sobre todo, debes estar ahí para dar los consejos que necesiten u ofrecer los que creas que mejorarán su viaje. Este aspecto es lo que nos diferencia de un hotel: nuestra prioridad es la hospitalidad, no ganar dinero.

¿Cómo te preparas para garantizar que los huéspedes tengan una gran experiencia a su llegada?

Unos días antes, les envío la información detallada de la llegada y de cómo encontrar la casa desde el aeropuerto o la estación de tren. Después me aseguro de que la habitación y el baño estén impecables y tengan los elementos necesarios (toallas, jabón de regadera, champú, etc.). Después resalto la contraseña del wifi y dejo disponibles algunos folletos y mapas del metro y la ciudad de París.

¿Qué es lo que más te gusta de ser anfitrión?

¡Conocer y hablar con los huéspedes! Satisfacer sus necesidades para que se vayan con una buena impresión y recuerdo del viaje.

¿Cómo ha cambiado el ser anfitrión la forma en que tratas tu espacio?

Siempre me ha gustado que mi casa esté limpia, ordenada y sea acogedora. Hospedar me ha dado la oportunidad de dedicarle tiempo a mantener mi departamento bien cuidado.

¿Cuál ha sido tu experiencia más sorprendente como anfitrión de Airbnb?

Un día, llegando a casa, me encontré a la huésped de esa noche. Se asustó cuando me vio y me preguntó quién era. Le tuve que pedir que me repitiera la pregunta porque no estaba segura de haber entendido. Después le aclaré que yo era el anfitrión y me preguntó: «¿Vas a estar aquí todos los días?» Y yo le contesté: «Sí, aquí vivo.» La cosa es que ella pensó que había reservado un departamento entero para ella sola. Finalmente, nos reímos del asunto y le fue muy bien en su estancia.

Otras historias de anfitriones

Empieza a crear tu anuncio